lunes, 25 de enero de 2010

La escuela. Entre la obediencia y el juicio crítico

Pensar hoy en el rol de la escuela, ya sea desde su relación con el conocimiento o con los valores, entiendo que debe hacerse desde dos vertientes: el tipo de institución que se construye desde las políticas educativas y los discursos pedagógicos, y el tipo de institución que construyen los sujetos ( en especial el sujeto educativo, que deviene sujeto pedagógico y el educador ) que a diario interactuan en ese espacio de circulación de saberes, poderes, deberes y voluntades al que llamamos ámbito escolar. Al hablar de institución se está haciendo referencia a una formación social y cultural de gran complejidad en la que se despliegan contradicciones, alianzas, tensiones y en las que debe leerse su funcionamiento a través de diversas dimensiones y registros, que satisfacen distintas funciones y necesidades para sus integrantes...para ver el artículo completo haga clic aquí.

martes, 23 de enero de 2007

De docentes, escuelas, sociedad

Decíamos en setiembre de 2002….

¿Para que sirve la utopía? Para seguir caminando…

Decía Sarmiento en 1868: "Yo he escrito muchos libros de educación y a esos libros les ha cabido la gloria de que nadie los haya leído. Estando ahora en Estados Unidos estudiando los métodos de enseñanza que allí se siguen escribí mi libro "Las escuelas" .Como era natural, lo envié a todos los representantes de la América Latina en Washington y cuando después de tres meses los fui a ver, no lo habían siquiera leído.
Abrieron las tapas, leyeron el título: "Las escuelas" y se dijeron: ¿ quién pierde el tiempo en leer un libro sobre escuelas?

Nada ha cambiado en los últimos años, el panorama se presenta cada vez más desalentador, la tarea cada vez más difícil, los recursos cada vez más esca-sos, las condiciones siempre más desfavorables, y ante el caos, la ausencia de propuestas, sólo diagnósticos, pero ninguna propuesta. Es por esto que lo que propongo hoy es que nos unamos en una reflexión , que pueda en algún mo-mento traducirse en propuestas. Creo que si algo hemos de rescatar de esta crisis, es que estamos aprendiendo a dejar de ser espectadores para comen-zar a ser actores, a no esperar que otros decidan que es lo mejor para noso-tros.

Emile Durkheim , sociólogo francés, definió a la educación como el proceso de transmisión de una generación a otra de valores, pautas culturales, conoci-miento, etc. Sin lugar a dudas, si así fuera, en estos tiempos, estaríamos en un problema, ya que, los ejemplos que esta sociedad adulta ofrece a las nuevas generaciones, es cuanto menos cuestionable.

Será necesario entonces, para poder devolverle a la educación su función so-cializadora, revertir la imagen negativa que las instituciones han cosechado, recuperar la confianza en los poderes del estado, a través de la actuación inta-chable de sus miembros, con justicia, sin corrupción, con transparencia, hones-tidad, y trabajo a favor del bien común y no del bienestar personal.


Frecuentemente añoramos los tiempos pasados, donde la educación era posi-ble, donde había certezas sobre las cuáles fundar la tarea de la escuela, sin embargo, ¿no habría que preguntarse, en que habrá fallado aquella educación si estos son los resultados?: inmoralidad, guerras, hambre, injusticia, atenta-dos, marginación, discriminación feroz; ¿de qué nos ha servido el progreso científico y tecnólogico, las autopistas informáticas, las bibliotecas virtuales, de que vale ser el país más poderoso del mundo, cuando no pudo proteger a miles de ciudadanos que, aquel 11 de setiembre de 2001, murieron cruelmente por causa del odio y la irracionalidad.?

¿De que nos sirvió pretender estar en el primer mundo cuando hoy tenemos el 70% de nuestros niños en condiciones de pobreza, la mitad de los cuáles viven en condiciones de indigencia.?
¿Qué haremos como sociedad para recuperar estas generaciones, minadas por el hambre y el descreimiento.?
Es un debate que no escuchado que se instalara en ningún medio de comuni-cación. Es por esto señores, que como sociedad debemos asumir este desafío,

El desafío primero de reeducarnos, todos, como ciudadanos; dejemos de la-mentarnos por la influencia negativa de los medios; eduquemos a los medios, no otorgándoles rating a los programas que deforman la forma de vida que queremos defender y proteger, no temamos ir contra la corriente si estamos convencidos de las razones que nos sustentan. Todos debemos convertirnos en educadores, si aspiramos a cambiar esta realidad. Al menos quienes aún conservamos algunos privilegios frente a tal realidad, porque, habría que pre-guntarse, de que nos serviría nuestro conocimiento, nuestros títulos, en un país devastado.

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En su obra la Revolución de la Esperanza Erich Fromm dice que la esperanza es un elemento decisivo para cualquier intento de efectuar cambios sociales, aunque a menudo se mal interpreta, y se hace de la esperanza una envoltura para la resignación .
Kafka describe bellamente esta clase de esperanza pasiva en un tramo de El proceso.
Un hombre llega a la puerta que conduce a la gloria e implora del que la guarda que lo deje pasar. El portero le dice que por el momento no puede admitirlo. Aunque la puerta permanece abierta el hombre decide que mejor debe esperar hasta obtener el permiso para entrar. En consecuencia se sienta y espera por días y años. Finalmente, ya viejo y próximo a la muerte, pregunta por primera vez: ¿Cómo es posible que en todos estos años nadie más que yo ha venido a pedir que lo dejen entrar?, a lo que el portero respondió: Nadie sino usted pudo ganar esa puerta dado que a usted estaba destinada. Ahora voy a cerrarla.

No abandonemos la esperanza, pero no hagamos como el hombre de Kafka: no dejemos pasar las oportunidades de ganar la puerta a la gloria, esperando que otros lo hagan por nosotros.

Nadie duda que este año ha sido particularmente difícil para cada uno de no-sotros; la escuela es la caja de resonancia por excelencia de los conflictos so-ciales, en la que convergen las problemáticas de familias, alumnos y docentes, no se puede aprender cuando hay hambre, pero tampoco se puede aprender cuando se sufre inseguridad, física y espiritual, cuando lo que domina es el desaliento, la falta de confianza en el adulto, cuya imagen está siendo perma-nentemente erosionada por aquellos que desde un lugar público, traicionan día a día la confianza de la que fueron depositarios.

Este es el escenario en el cual el docente debe llevar adelante su tarea y a la vez contener, las distintas problemáticas que afectan a cada una de las familias y en consecuencia a los alumnos.
El mayor desafío que ahora debemos enfrentar; queridos colegas, es propo-nernos como modelos confiables, para que nuestra palabra, legitimada por nuestros actos, sea valorada y en consecuencia, recibida, y aún cuestionada, lo que implicará un análisis, lo cual es mucho más que no ser escuchados.

Días atrás leíamos un imperdible reportaje al filósofo Jaime Barilko, publicado en el diario la Nación , el cual decía entre otras cosas no menos importantes:” "La revolución educativa, no pasa por el presupuesto, sino por la actitud", a lo cual agregaba, que no hay que engañar a los niños y jóvenes haciéndoles cre-er que la educación debe ser placentera; el mismo Freud sostenía que no hay aprendizaje sin sufrimiento:
Yo agrego, es necesario que las nuevas generaciones recuperen el placer por aprender, que no es lo mismo que pretender que la educación sea placentera. Esta es parte de la tarea que debemos asumir en conjunto, escuela y sociedad.

En nombre de todos los docentes les pido: no nos dejen sólos en esta tarea,
asumamos todos esta responsabilidad, instalemos este debate en cada uno de los núcleos sociales que frecuentamos, ante la decadencia de las instituciones, sostengamos el rol del docente, para poder recuperar la confianza y salvar a estas generaciones del descreimiento que lleva a la indiferencia.

gep
Decíamos en setiembre de 2001...

¿En qué consiste la crisis de la educación?
(Mensaje a la comunidad educativa en el Día del Maestro)

No es sin pesar que debemos reconocer que año tras año esta fecha nos sorprende con más desesperanza al menos a quienes seguimos apostando a la educación como motor para la promoción social y el crecimiento del país. Por ello, no es este un día de celebración, es un día para honrar el ideal educativo que dio origen a la escuela como institución, que inspiró la creación de más y más establecimientos primarios y secundarios y creyó en las universidades como centro de producción de conocimiento y formación académica por excelencia.

Sin embargo, quienes elegimos esta profesión y persistimos en ella, no estamos dispuestos a claudicar aunque nuestra lucha se convierte en una pelea cada vez más solitaria, en una batalla muy despareja, con más enemigos que aliados.
El éxito o el fracaso de la educación no depende sólo de la cantidad de días de clase o de factores económicos, como ha sido demostrado en numerosos estudios realizados en distintos países, sino, fundamentalmente de las expectativas que una sociedad deposite en ella. Se ha demostrado, que, cuando los mayores son indiferentes a los logros académicos de sus niños y jóvenes, estos últimos terminan por ser indiferentes a los mismos y hasta a despreciarlos.

Es fundamental el valor social que se le reconoce a la escuela y a la educación en general, para poder esperar respuestas satisfactorias de parte de los estudiantes.
La escuela sola se ve imposibilitada de despertar el interés por el conocimiento, si no existe una valoración positiva al respecto del mismo en el entorno más próximo del niño.
La escuela necesita motivaciones afectivas a las cuáles conectarse y a partir de las cuáles poder desarrollar estrategias de enseñanza y adquisición de aprendizajes duraderos.
Está demostrado que en países con alto presupuesto educativo, como es el caso de E.E.U.U. pero donde las motivaciones de la sociedad están volcadas hacia el consumo, la riqueza y el éxito, los resultados de la educación no son mejores.

Lamentablemente, en nuestro país, las motivaciones son las mismas, aunque con menos presupuesto educativo por lo cual los únicos recursos con los cuáles se cuenta para intentar vencer esa inercia es el esfuerzo de los docentes, esfuerzo improductivo por otra parte, en tanto la sociedad deshaga sistemática y prolijamente lo que pretende por otra parte que la escuela construya.
Los jóvenes leen con gran agudeza las señales que envía el mundo en el que les toca vivir, a través de quienes hoy son los "verdaderos pedagogos nacionales": la televisión, la publicidad, la política, los valores distorsionados del deporte; son los primeros en aprender, que resulta mucho más fácil seguir lo que la sociedad enseña implícitamente con sus acciones, que lo que predica la escuela en lecciones y discursos sobre el recto comportamiento.

Una sociedad que honra la ambición desmedida, recompensa la codicia, celebra el materialismo, tolera la corrupción, cultiva la superficialidad, desprecia el intelecto, adora el poder adquisitivo, no puede pretender convencer a los jóvenes mediante la palabra, de la fuerza del conocimiento y de las bondades de la cultura, adornos que no pueden ser exhibidos como en una vitrina, sino que sólo enriquecen el espíritu.

La crisis que atraviesa la educación en nuestro país no es sólo una crisis económica, es ante todo, una crisis moral, que deriva de la falta de certezas que caracteriza a la sociedad, crisis que será difícil revertir, mientras felicidad y esfuerzo sean términos antagónicos, mientras no se halle felicidad en el conocimiento, mientras tener sea más importante que ser.

Por eso los docentes hoy pedimos ayuda; para que nuestra tarea sea menos infructuosa, para que además de una sociedad llena de información seamos una sociedad llena de ideas, para que nuestros jóvenes no vivan en una realidad virtual, sino que puedan conectarse con la vida cotidiana, una vida en la que se trabaja, se produce, se realizan opciones, se trazan destinos, se disfruta y se sufre. y no la confundan con la vida en un reality show .
La vida no es aislamiento, es interacción; el lenguaje es la base del pensamiento, por lo tanto es necesario ejercitarlo, en interacciones productivas, que abran espacios a la duda, a la curiosidad, a la necesidad de saber.
De lo contrario corremos el riesgo, como reflexiona Neil Postman, de que se cumplan las anticipaciones del Mundo Feliz de Huxley, un mundo en el que el exceso de información nos reducirá a la pasividad más absoluta, en el que la realidad pasará inadvertida ya que el pueblo, convertido en audiencia, aceptará vivir obnubilado por el entretenimiento perpetuo; vivirá entre placeres y lujos, pero devastado espiritualmente por un enemigo disimulado por un rostro sonriente ; los libros no necesitarán ser destruídos por el Gran Hermano de Orwel porque ya no serán leídos por nadie.

Por eso hoy no es un día de celebración, es un día de reflexión, de reflexión para volver a encontrar entre todos el camino hacia una sociedad adulta, hacia aquella sociedad de nuestros padres y abuelos, quienes debieron reconstruir sus vidas en las situaciones más adversas, lo cual no les dejaba lugar para las frivolidades y las trivialidades, y que honraron el valor de la educación como fuente de progreso.

Sólo si las comunidades educativas, padres y docentes, aunamos esfuerzos para recuperar el valor del conocimiento como fuente de satisfacción personal, honraremos el ideal que signó nuestro progreso como nación, de lo contrario, no será la situación económica lo que signará nuestra decadencia, sino fundamentalmente. la decadencia de la educación, que ya no podrá ser sostenida sólo por las instituciones.

Realmente, es necesario que de una vez y para siempre la crisis se convierta en oportunidad; en oportunidad para reconstruir aquello que fuimos, que no significa negar el progreso, ignorar los cambios necesarios para el crecimiento, sino capitalizarlos para desarrollarnos como ciudadanos plenos, capaces de contribuir al bien común.

Por eso hoy más que nunca, es un día para honrar a los educadores que día a día, en situaciones cada vez más adversas, resisten; resisten a la desvalorización, a la frustración, a la falta de estímulos, cubren carencias, y apuestan cada día a que una mínima semilla pueda germinar en algún tiempo, y pueda ser cosechada en un mundo mejor para todos.
Ese será el mejor regalo que un educador pueda recibir; el reconocimiento de la sociedad a una tarea que resulta cada vez más ardua, el acompañamiento de las familias en el logro de los objetivos educativos que se propone, el respeto a los caminos que como profesional elija recorrer para alcanzarlos y la confianza en que, las opciones que efectúe están avaladas por una formación profesional, que día a día se resignifica la luz de las nuevas condiciones en que la tarea se desarrolla, lo cual no es un desafío menor, y sin embargo, aquí estamos para asumirlo...sólo necesitamos que nos acompañen.
gep

sábado, 13 de enero de 2007

APORTES PARA PENSAR

"La disciplina escolar está fundada, no sobre los derechos imprescriptibles del niño, ni sobre la autoridad absoluta del maestro, sino sobre responsabilidades mutuas que deben instituirse no solamente entre alumnos y maestros, sino también de cada uno respecto a la colectividad escolar. A cada uno se le debe atribuir una tarea útil para el conjunto de la clase. De este modo el aprendizaje de la democracia se hace prácticamente bajo el control exigente de quienes la realizan; una negligencia puede decepcionar colectivamente. Y no se trata de una imitación ficticia y pueril consistente en calcar las instituciones de la escuela sobre las de la sociedad."

Henri Wallon- Psicólogo Francés
Conferencia mundial de la enseñanza- Viena 1953

lunes, 27 de noviembre de 2006

La educación como derecho

Según los últimos informes de UNICEF los niños pobres e indigentes en nuestro país alcanza al 70% de la población infantil.Cabe mencionar que la gran mayoría de estos niños además, probablemente no hayan atravesado nunca por la experiencia de ver a sus padres, ni quizás a sus abuelos,levantarse para ir a trabajar, cumplir una rutina diaria, respetar horarios y muchos otros hábitos que van organizando, aún psiquicamente a los sujetos.Tambien para los adultos el trabajo opera como organizador de la vida cotidiana, por lo tanto, estas familias a las que les ha tocado vivir esta etapa tan desestructurante de nuestro país,deben ser sostenidas para que puedan, a su vez, sostener la escolarización de sus hijos.
Por otra parte es necesario tener en cuenta que este alto porcentaje de niños que se encuentran en estas condiciones, deben ser socializados antes que escolarizados, por lo cual se les deberán brindar en primer lugar condiciones especiales de escolarización que le permitan de a poco incorporarse a las pautas de sociabilidad que la escuela requiere, ya que de lo contrario serán rápidamente expulsados por el sistema,y no se estaría cumpliendo con el postulado de la igualdad de oportunidades, que no significa "lo mismo para todos" sino a cada uno lo que necesita para seguir avanzando, en este caso,deberían diseñarse lo que se llaman adaptaciones de acceso al curriculum (es decir a la escolarización) especialmente para aquellos que teniendo edad para iniciar la escolaridad obligatoria no han pasado por el Jardín de Infantes ( o nivel inicial).
En cuanto a las familias, a quienes será necesario asistir para que, como dije antes puedan sostener la escolarización de sus niños, se podría pensar(más allá de que lo urgente es que tengan trabajo) en un subsidio vinculado al presentismo y para facilitar el traslado a la escuela, que también suele ser una dificultad, implementar el transporte escolar a cargo de los municipios,como existe en muchos países, que, con personal especializado (por ejemplo, asistentes sociales) recojan diariamente a los niños de sus casas y los regresen al finalizar la jornada escolar, que obviamente, para estos casos, más que para ninguno, debería ser de jornada completa.
Creo que si no se brinda una especial atención a estos sectores no podremos avanzar como sociedad.
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